El suelo, mediante su infinita y constante capacidad para cubrirse de vegetación, almacena y fija carbono atmosférico, mientras emite oxígeno a la atmósfera. Es lo que se conoce como "ciclo de carbono". Cada vez que se labra un suelo, el carbono que hay almacenado en él, se podría decir que se libera de nuevo a la atmósfera en forma de gas carbónico. Si fuésemos capaces de cultivar sin labrar el suelo, cambiaríamos de un día para otro la situación climática del planeta. Pero eso es muy difícil hacerlo en cultivo sin riego de apoyo, por no decir imposible, si se quieren obtener buenas producciones que permitan vivir al agricultor dignamente. Nosotros ya lo hacemos 100% en algunas parcelas, y lo intentamos donde podemos, pero es tremendamente complejo, y tiene muchísimo riesgo económico. Por ello investigamos, nos formamos, probamos, sacamos conclusiones, y nos esforzamos por conseguir mejorar nuestros sistemas, sin perder por ello productividad como personas que vivimos de la agricultura. No nos dejamos influir ni por modas absurdas o radicales, ni por "expertos/as" que predican cómo debes tú hacer las cosas, pero desde el despacho. El ejemplo no se dice, se hace.